viernes, 26 de mayo de 2017

Fantasía


La noche es cálida que despierta los demonios carnales en sus más bajos instintos, media luz en el lugar donde las mejores fantasías se dan. 
Una alcoba, cortinas blancas como telones que se abren y son mecidas por el suave viento que proveniente del mar llega a refrescar las pieles bochornosas del calor que el amor provoca. 
Una cama que se presta como el mejor escenario personalizado y ambientado según la escena a interpretar. La luz más tenue, más acorde a la ocasión y el viento no cesa de suaves soplidos frescos que aunado a la magia de los rayos de luna dan un toque espectacular cual majestuosa obra de Brodway. 

La luz se apaga, solo el resplandor de la luna entrando por la ventana alumbra el lugar de la escena, inicia una música de soft jazz, sax, sensualidad y erotismo. 
La actriz a escenario, oscuro baby doll, medías negras de seda sin faltar zapatillas con broches de pulsera y tacones de aguja. Magistral, bella, mística con ese antifaz sobre sus ojos, la estrella brilla, luce e irradia magia en ese dulce, coqueto y suave danzar al ritmo del sax. 
Contoneos, vaivén de caderas invitantes, con un par de esposas pendiendo del cuello avisando, advirtiendo el juego que de la noche se adueñara. 
No cesa el baile, y con destreza sutil una mano por su cabello que lo libera bajando como cascada sobre sus hombros y cuello, miradas penetrantes, lujuriosas excitantes como fuego de hoguera proveniente de un calor interno. 
Y entra a escena el espectador que cómodo en primera fila sobre las sabanas espera entrar en acción. Como una gata se sube a la cama al ritmo lento de la música, gatea hacia mi acercando su rostro me acaricia con su cabello, siento su respiración agitada y la mía aunada le hace coro en agitado exhalar e inhalar. Juega conmigo, me prohíbe tocar, me impide deslizar mis manos por su piel, cama de castigo donde me hace sufrir atando mis manos con las esposas cual presidiario siendo castigado. Fuera el antifaz y hunde su rostro sobre mi cuello, baja, sube con esa lengua perversa que martiriza como queriendo hacerme confesar. Pasa sobre mi boca sin dármela toda provocando sensaciones que despiertan a una bestia y yo atado sin poder reaccionar. 
Baja y se desliza castigando el vientre y un poco más, con habilidad me desnuda para complementar su castigo por el resto de mi piel y cuerpo. 
Me posee, me disfruta a placer haciendo suya mi hombría con su boca completa y caricias de lengua. Solo me queda convulsionar queriendo romper las esposas que preso de ella me tienen. Sube a mi altura y me entrega sus suaves labios, vaivenes de su vientre sobre el mío liberando sus prendas a la altura de su pecho dándome su par de manjares para mitigar mi sed. Siente mi sufrimiento, levanta el castigo y viene su premio. Solo desliza sus dedos sobre la prenda fina lo suficiente para permitir mi paso que al culminarlo se lanza en rítmicas embestidas, dando dotes de una experimentada jinete cabalgándome. 
Sin detenerse, con rítmica suavidad, una y otra vez, ya no hay resistencia mía ni de ella oposición. Canto unido en tono de gemidos ante el inevitable éxtasis final que las compuertas de nuestras entrañas abre liberando los demonios de lujuria y placer en medio de un rio de humedad, sudor y pasión. Cesa el castigo, libera mis manos y en dulces besos se acurruca junto a mí. 
Se cierran las cortinas, se baja el telón, la habitación queda oscura, finaliza la música y la función. Solo queda en el lecho un par de cuerpos extasiados y satisfechos. Así son las noche de amor entre los dos. 
 Xavier H.©

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